El antilegado

Piñera es el Presidente más votado en 24 años. Y el Frente Amplio la nueva coalición más exitosa a costa de la NM. Se achica el electorado de centroizquierda y crece el de la centroderecha. Y, cruel ironía, a mayor participación, peores resultados para un gobierno autodefinido como “ciudadano”.

Martes 26 de diciembre de 2017

El antilegado
escrito por

Sebastián Sichel Director del Departamento de Derecho Público Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Universidad San Sebastián

El único legado cuantificable al terminar el gobierno es el escenario político que queda. Y lo que dejó la Nueva Mayoría (NM) está lejos de ser un éxito. Sus resultados:

1. El descalabro electoral: si el triunfo de la NM significó mayorías para la centroizquierda, su salida es en el descampado y en minoría. Crecen sus sectores opositores: el Frente Amplio y ChileVamos. Piñera es el Presidente más votado en 24 años. Y el Frente Amplio la nueva coalición más exitosa a costa de la NM. Se achica el electorado de centroizquierda y crece el de la centroderecha. Y, cruel ironía, a mayor participación, peores resultados para un gobierno autodefinido como “ciudadano”.

2. El desastre del relato: su abstracta reivindicación de derechos sociales funcionó para que creciera una izquierda en las antípodas de lo que fue el éxito de la construcción de grandes mayorías. El nuevo discurso reivindicó una izquierda individualista -en que lo importante era lo que se daba-, capturada por sus grupos de interés -todo su foco en educación superior-, desconfiada del sector privado -satanizando el lucro y el éxito-, maximalista -pidiendo todo como maná del cielo- y con un alto grado de desprecio por lo técnico y por sus opositores.

3. La ausencia de renovación: que Fernández y Eyzaguirre sean los “niños símbolos” del gobierno es el triste corolario de un proyecto que se agota. No dejó renovación política por falta de interés en ella. Y mató a sus equipos de renovación técnica –Valdés, Micco, Céspedes- por hacer su pega. Solo sobreviven Elizalde, Orrego y Landerretche, que lo hacen por sus méritos más que por un gobierno que no admite sombras.

4. El desprecio por lo técnico: si algo resume esto fue la fantasía de una nueva Constitución. Mucho ruido, pocas nueces. Hizo de esto una máxima en todas sus reformas: lo importante era lo que se decía, no cómo se hacía. Sistemáticamente despreció los consejos de los exministros para hacer una mejor reforma tributaria y una mejor reforma educacional. Olvidó la importancia de los resultados siendo autocomplaciente por el hecho de “instalar” el tema y transformando su agenda en un asunto de fe. Ergo, su déficit político lo transformó también en una grave deuda técnica.

5. El fin de la convivencia del centro con la izquierda y la jibarización de la socialdemocracia: la cuasi desaparición de la DC/PPD y la absorción de Piñera del votante de clase media, son el resultado final de este antilegado. Hoy hay menos gente que antes en el mundo de la centroizquierda. Y esto fue más producto de la soberbia que de la automarginación. Donde no hay espacio para la diversidad, hay poco margen para la construcción de mayorías. Tuvo la extraña habilidad de por la izquierda y por el centro crearse nuevos opositores. El resto del legado deberá ser juzgado por la historia. Lo que queda por evaluar: sus avances en las libertades individuales y la instalación del debate por la inclusión en el centro de la política. La principal conclusión: parece que serán otros los que puedan reivindicar de mejor forma en la historia su aporte a la construcción de una mejor sociedad, en la cual convivencia social, justicia y libertad sean pilares de nuestro desarrollo.

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