Vuelta a clases y Nueva Realidad

Si bien las clases vuelven presencialmente desde la primera semana de marzo, las formas han impactado en la “normalidad”.

Domingo 27 de febrero de 2022

Vuelta a clases y Nueva Realidad
escrito por

Gonzalo Pacheco, Ergónomo y Magíster en Políticas Públicas. Académico Kinesiología U. San Sebastián.

El uso constante de elementos de protección personal básicos, como las mascarillas, es uno de los ítems a considerar. Es cierto que los elásticos pueden generar molestias en la zona posterior de las orejas, ya sea irritación o por la presión mecánica, pero existen dispositivos que permiten el amarre por detrás de la cabeza, evitando esta molestia.

Por otro lado, el roce de la mascarilla por la presión puede generar irritación en el rostro, situación que puede ser aliviada a través de una adecuada hidratación y la prueba continua de qué mascarilla es más apropiada para nuestros hijos, considerando la suerte de ahogo versus los niveles de protección.

Marzo será un periodo de prueba para las familias y su adecuación. Otra de las formas de mitigación de los contagios es la higiene, sobre todo los que se trasladan en transporte público. Es cierto que el distanciamiento físico, los aforos y la ventilación durante el traslado a clases no depende de nosotros, pero es necesario tener presente estos ítems al momento de subirnos a algún medio de transporte.

Por otro lado, uno de los cambios radicales que nos ha dejado la pandemia es el potenciamiento de la comunicación vía telemática y a través de plataformas de videoconferencia. No es algo que vaya a desaparecer, sino que se perfeccionará con el aprendizaje de estos últimos años. Por lo anterior, es imperioso preocuparnos del lugar en el cual estudian y se comunican nuestros hijos. La altura del escritorio y la silla, el computador y su adaptación, la luz y su origen, el nivel de ruido y el tiempo deben tener un mínimo de consideración al momento de elegir el cómo se educarán nuestros estudiantes, y de esta forma, evitaremos dolencias músculo-esqueléticas y otros estresantes.

Todo esto configura la nueva realidad que la pandemia dejó en el mundo, que impactó en la forma en que hacíamos las cosas. Esta realidad es mirada con incertidumbre, lo cual nos invita a ser más dinámicos en los cambios y adaptaciones.

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