Crecimiento económico no es inmune a la incertidumbre

Los efectos en la economía en el corto plazo se darán por la sumatoria de la incertidumbre, la capacidad que tengamos o no como país de controlar la violencia, el comportamiento de la pandemia y la situación exterior.

Martes 24 de noviembre de 2020

Crecimiento económico no es inmune a la incertidumbre
escrito por

Luis Felipe Slier, director de Ingeniería Comercial y programas Advance U. San Sebastián

Nos acostumbramos a escuchar la palabra incertidumbre y cada vez es más difícil prever lo que nos deparan los próximos meses.  Autores definen incertidumbre como el punto en el cual no es posible tener un pronóstico preciso acerca de los factores futuros de entradas, rendimientos y salidas. 

La incertidumbre dificulta la capacidad para desarrollar planes a largo plazo y tomar decisiones estratégicas, pero también es una oportunidad porque crea un nuevo campo en que la innovación y la creatividad pasan a jugar un rol importantísimo en la toma de decisiones estratégicas. 

No obstante, es válido preguntarse si ¿es sostenible una economía en que siempre está el riesgo de que no se cumpla lo normado o lo prometido? La crisis social, la pandemia, los cambios de reglas (retiro del primer 10%, retiro del segundo y, por qué no, en marzo retiro de un tercero), la pérdida de confianza en las instituciones públicas y privadas afectan las decisiones de los agentes económicos. En el corto plazo se hace difícil tomar decisiones y, en el mediano y largo plazo, disminuye la capacidad de aumentar el crecimiento económico y, por consiguiente, el desarrollo de la población.

En el escenario actual preocupa el aumento del riesgo país ya declarado por varias empresas del área pasando de A+ a A-, lo que se traduce en costos de créditos más altos para empresas y también para el Estado, además de menos posibilidades de inversión.

Asimismo, la llamada segunda ola en el hemisferio norte ya ha generado grandes dificultades para su población y economías, lo que sabemos puede repetirse en Chile. Por lo demás, varios investigadores han vaticinado que no tendremos una vacuna antes del segundo semestre de 2021, a lo que se deben sumar los cambios sociales que estamos viviendo, por ejemplo, la reciente aprobación de reformular nuestra constitución a partir de una hoja en blanco, lo que trae aparejado una cuota de incertidumbre.

Estos procesos, sumados a la pandemia, generan una postergación de las decisiones de inversión, golpeando el empleo ya bastante dañado.

En síntesis, los efectos en la economía en el corto plazo se darán por la sumatoria de la incertidumbre, la capacidad que tengamos o no como país de controlar la violencia, el comportamiento de la pandemia y la situación exterior. En el mediano y largo plazo, los efectos estarán determinados por las decisiones de inversión, el precio del cobre, el tipo de cambio, la nueva constitución y principalmente por el respeto a las reglas del juego en materia económica que nosotros mismos hemos definido y que debemos ser capaces de cumplir.

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