Hernán Sandoval Orellana, es considerado el padre del Plan Auge. Más aun, lideró en el gobierno de Ricardo Lagos el último gran cambio de la salud pública en Chile. Es por tanto, una voz autorizada al momento de hablar de salud.

Conversó con Ipsuss sobre los primeros lineamientos que traería la reforma a la salud que el Presidente Sebastián Piñera busca enviar este año al Parlamento y que estaría dentro de los anuncios de la Cuenta Pública que este viernes 1 de junio entregará en el Congreso en Valparaíso.  

El también decano de la Facultad de Ciencias de la Salud U. de Las Américas, asegura que cualquier reforma que se quiera hacer, debe pasar por un ajuste en lo sanitario y no lo referido a formas de financiamiento. Por ello, cree que lo anunciado hasta ahora son sólo acciones “administrativas-financieras”.

- ¿Cuál es su primera impresión a los anuncios en materia de reforma a la salud que ha entregado el gobierno, cómo subir la cotización de hombres en isapres e igualarlas con la de las mujeres? 

- Lo he dicho siempre: los arreglos administrativos-financieros no son reformas, son arreglos administrativos-financieros, que podrán generar un alivio en el bolsillo de las personas -y eso habrá que verlo- pero que si no tienen una medición en impacto en salud, no se está reformando la salud (sino) que se está reformando el financiamiento. Y para que una reforma pueda ser llamada reforma, tiene que tener objetivos sanitarios. Si los objetivos son desde el punto de vista de la administración o financiamiento no es reforma, así de simple.   

- ¿Qué anuncios entonces haría que las mejoras que se quieren hacer en salud y que sea una verdadera reforma? ¿Hacia qué debe apuntar en términos concretos?

- Primero, establecer cuáles son los objetivos sanitarios que estamos persiguiendo; ver cuánto ha sido el cumplimiento de lo fijado el año para los años 2010-2020 y empezar a formular cuáles son los objetivos sanitarios del año 2020 al 2030. Así, en función de esos objetivos sanitarios, ver cuáles son las medidas administrativas-financieras que hay que colocar detrás para lograr los impactos en salud que se necesita. Y evidentemente los primeros objetivos tienen que ver con los grandes males que amenazan a la salud de los chilenos: en primer lugar la obesidad y sobrepeso, el sedentarismo y todavía seguimos con el hábito de fumar en forma importante. Es decir, mientras no se fijen objetivos claros en función de esos problemas de salud, difícilmente vamos a hablar de reforma.  

- Cuando el Gobierno habla de que la reforma que están construyendo será “solidaria”, ¿por dónde cree que iría lo solidario?

- La solidaridad tiene que ver fundamentalmente con el financiamiento. De qué manera hacemos más equitativo el financiamiento y no las diferencias que existen hoy día entre el per cápita de la gente del sistema Isapre y el per cápita de quienes están en el sistema público. Además, la solidaridad tiene que ser entendida como que el Estado entrega los medios para que nadie tenga menos condiciones de minusvalía de lo que representa la enfermedad, sobretodo la enfermedad crónica y no sea atendida convenientemente. La solidaridad se expresa, en consecuencia, en hacerse cargo de todas las personas, especialmente hoy en día que tenemos muchos problemas con enfermedades terminales, cuidados paliativos y postrados que deberían ser acogidos y cuidados por el sistema de salud.

- Y una reforma, ¿debería también pasar por un ajuste al Plan Auge?

- El Plan auge tiene que ser ajustado en función de la realidad sanitaria y es muy difícil que hoy día se tenga una opinión de cómo ajustar el Plan Auge, porque para hacerlo hay que hacer las estimaciones de cuáles son las prioridades sanitarias. Y para eso tendríamos que renovar el estudio de carga de la enfermedad, el cual el último se hizo en 2007 y ahí podríamos saber, desde el punto estrictamente epidemiológico y sanitario, cuáles son los ajustes que se requieren en el Plan Auge.

- Dado que no se le ha hecho una revisión hace más de una década, ¿considera urgente hacerlo?

- Es indispensable. Es necesario hacerlo y a la brevedad posible para poder tener una imagen de cómo ha evolucionado la carga de enfermedad en Chile y cuál es el impacto que tiene, por una parte los determinantes de la salud, y por otra parte las políticas públicas sanitarias.

- ¿Cree sinceramente que en este Gobierno saldrá una reforma a la salud, pensada como un cambio sustancial a lo que hoy se tiene?

- Si no está en el debate plantear las cosas tal como las planteo yo, es difícil que salga en ese sentido. Si el debate es fundamentalmente lo administrativo y financiero y no lo epidemiológico-sanitario, claramente los cambios van a ser administrativos-financieros. Hay un sistema demasiado enfocado en los especialistas, en circunstancia de que deberíamos tratar de resolver muchos más problemas en la atención primaria, a la cual deberíamos darle más recursos y poder.   

Evaluación

- ¿Qué evaluación hace de la administración de Salud del anterior gobierno? ¿Quedó conforme con lo que se realizado?

- Creo que hubo un acento demasiado grande en infraestructura y muy poco en los cambios de los modelos de atención. Si bien la infraestructura es necesaria mejorarla tanto en consultorios de atención primaria como en hospitales, encuentro que hoy es más importante es cómo hacemos un modelo de atención que sea realmente integrado entre los niveles primarios y los niveles de especialidad y hospitalarios.

- Y respecto a la instalación de la actual administración de salud ¿Cómo evalúa sus primeras medidas, sus autoridades y las definiciones que están llevando a cabo?

- Es muy breve plazo para tener una conclusión. Hasta el momento han incurrido en algunos errores, los cuales han tenido que ir corrigiendo. Espero que se consoliden y que hagan lo mejor posible para una mejor salud de los chilenos.