José Andrés Murillo lleva ya un par de años trabajando en generar conciencia en torno a la protección que debe tener un niño o joven que ha sido abusado o vulnerado en sus derechos. Cree que aglutinar fuerzas que empujen un cambio en cómo se trata a este grupo de personas es lo que hoy necesita el país, vengan de donde vengan. Más aún, en medio de la crisis de confianza que vive hoy el país, donde el Servicio Nacional de Menores (Sename) ha estado en el centro de la polémica por el rol que ha cumplido y de lo que ahí se ha conocido. Es más, cree que por mucho tiempo estuvimos "anestesiados" y cuando se pasó el efecto, nos pudimos dar cuenta de todo lo que pasaba, lo que hace más urgente llegar a un pacto por la infancia. 

- IPUSS dio a conocer una encuesta donde cerca del 60% de la población chilena de Fonasa dijo haberse sentido deprimida el último año. Si extrapolamos esto a nivel de infancia, ¿cree que estemos en cifras similares?

- Las estadísticas en infancia en salud mental son preocupantes, muy altas a nivel regional, aunque no tengo el dato exacto. Ahora, en las cifras de maltrato en Chile, según datos de Unicef de 2012, el 72% de los niños en el país dice ser víctima de algún tipo de abuso o maltrato, físico, psicológico o sexual, y uno de cada cuatro dice ser víctima de maltrato físico grave. Estamos tremendamente mal y la pregunta es ver qué país hemos creado, qué estamos construyendo y qué cosas estamos haciendo para revertir eso.

- ¿Se debe legislar entonces en una política de salud mental como proponen los expertos?

- No se trata sólo de políticas de salud mental, sino de una política de prevención, educación, de creación de un clima, de un contexto en el que las personas no tengan que llegar a sentirse así de deprimidos. Porque una persona que está mal muchas veces no es capaz de pedir ayuda, entonces la pregunta es por qué la gente no pide ayuda, sino por qué nosotros no escuchamos esa ayuda cuando la piden, porque muchas veces esa gente pide ayuda de una u otra manera pero no se le escucha.

- En el caso de niños que está en el Sename ¿podríamos decir que las cifras de maltrato de todo tipo podrán ser más?

- No manejo las cifras, pero lo más probable es que si hacemos estudios de abuso sexual, depresión, maltrato o depresión dentro de los programas, estaríamos hablando de cifras altísimas, y eso no sólo para constatar una crisis, sino para ver qué estamos haciendo nosotros para que los niñas y niños que entran a los programas de Sename, entren a un lugar donde sus derechos puedan ser establecidos y su situación en general pueda ser establecida.

- ¿Considera que como país en este tema tocamos fondo o hace rato estamos mal y recién ahora nos damos cuenta?

- Difícil decir una cosa o la otra. Creo que hace tiempo estamos arrastrando una crisis ante la cual estábamos anestesiados y de pronto de acabó la anestecia, y lo que antes nos parecía normal, hoy día nos parece inaceptable y queremos cambios.

- Usted y la fundación que dirige llaman a forma un pacto juntos por la infancia ¿de qué trata?

- Hemos invitados a diversas personas que toman decisiones en el país: senadores, el Consejo Nacional de la Infancia, el Ministerio de Justicia y gente de la sociedad civil donde lo que queremos es entender cómo podemos todos desde distintos frentes, distintos ángulos, poder crear condiciones para construir nuevamente juntos; crear un contexto y un concepto de salud más amplio de integración y reconocimiento mutuo. Es crear un contexto ético.

- ¿Cree que tenemos espacio para que se de esta confianza y se pueda encontrar solución a estos problemas que se arrastran por años?

- En eso estamos trabajando y esperamos que sí. Ahora, sabemos que hay una crisis de la cual hay que hacerse cargo y enfrentar porque sin enfrentarla es difícil superarla.