“No sé qué me hizo pensar que podía ser dentista, tuvo que haber sido un dolor de muelas para pensar tamaña estupidez”, de esta forma parte el monólogo sobre los odontólogos de Coco Legrand en el Festival de Viña del Mar del año 2010. “Es como psicológico, tocas el timbre de la consulta y se te va el dolor”, continua el cómico y el público explotaba de risa, reflejando una de las realidades de la salud dental chilena: la baja frecuencia con que los chilenos van al dentista.

Según la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2010 un 17,8% no había visitado al odontólogo durante los últimos seis meses. “Pienso que principalmente por temor, miedo al dolor o a las sensaciones a las que se exponen al ser tratados en la consulta dental. Muchas veces el miedo es a los costos de los tratamientos”, explica la odontóloga y académica de la Universidad San Sebastián, Giorgina Ferri.

Esto no deja de ser relevante. Chile tiene una alta prevalencia de caries en la población, siendo la principal causa de pérdida dentaria en edad adulta. Se estima que antes de los 45 años una persona ya ha perdido cerca de 6 piezas por falta de un tratamiento oportuno.

Dato preocupante, considerando que la prevalencia de caries en la población es alta, va desde 16,8% en el caso de menores de dos años, hasta 99,4% en los mayores de 65 años, siendo este problema la principal causa de pérdida dentaria.

En el caso de los niños y adolescentes, la prevalencia de anomalías dento-maxilares como dientes inclinados o apiñados, incide en una reducción significativa de la función masticatoria o en alteración del lenguaje: un 33% a los 4 años y un 53% a los 12 años.

Por ello es muy importante detectar y tratar estos problemas a muy temprana edad. Actualmente se garantiza el control dental a los niños de 6 años, a las embarazadas y adultos de 60 años a través del Auge, así como la atención de urgencia, pero eso no es suficiente.

Consulta tardía 

"A la población chilena le cuesta ir al dentista para controles de prevención, siempre acuden por motivos de consulta como dolor, mal sabor en la boca, halitosis o para someterse a tratamientos estéticos. Es por ello que controlar las enfermedades más comunes se hace más complejo", explica Ferri.

La experta agrega que "medidas como cepillarse los dientes o incorporar el uso de hilo dental al menos 2 veces al día en los pacientes no es sencillo, requiere de mucho compromiso del paciente y de que entienda que es parte de su responsabilidad cumplir con ello, al igual que acudir al dentista para prevenir futuras complicaciones".

La profesional señala que si "la enfermedad de caries es multifactorial, que produce la destrucción localizada del tejido dental duro susceptible de ser atacado por subproductos ácidos procedentes de la fermentación bacteriana de los hidratos de carbono proveniente de los alimentos. Si se deja que siga su curso, la enfermedad llevará consigo cambios perceptibles en la estructura del diente, que en un principio no producen una cavidad, pero si podrían hacerlo a futuro si las condiciones bucales no cambian". 

Para evitar estas complicaciones, la odontóloga entrega varios consejos: "visitar al odontólogo al menos 3 veces al año, realizar una buena técnica de higiene bucal con los coadyuvantes que el paciente requiera (pastas fluoradas, uso de hilo dental, enjuagatorios, cepillos interproximales), además de moderar la ingesta de carbohidratos y mantener una dieta balanceada”. Medidas que sin embargo no será suficientes si la educación en salud no se mejora porque el futuro, para la odontóloga, es “complejo y es necesario crear consciencia y realizar programas que busquen abarcar la salud de aquellos más desfavorecidos”.