Dr. Eugenio Yañez reflexionó en torno a la actividad política a la luz del humanismo cristiano

El director del Instituto de Filosofía U. San Sebastián, dio una charla a estudiantes del Campus Bellavista de Santiago.

Miércoles 3 de octubre de 2018

Dr. Eugenio Yañez reflexionó en torno a la actividad política a la luz del humanismo cristiano
escrito por Oscar Galaz

Una reflexión en torno a la situación actual de la política, a la cual definió como un “paciente en estado crítico”, ofreció el director del Instituto de Filosofía de la Universidad San Sebastián (USS), Dr. Eugenio Yáñez.

El profesional comparó la visión que los “clásicos” tenían de la política, y la visión contemporánea, muy influida por Maquiavelo. Según el filósofo, hoy “la política ya no es una actividad moral sino más bien técnica; que no está orientada al bien común, sino que al poder; y que ya no la ejercen los mejores sino simplemente quienes son elegidos por mayoría. Esos tres elementos (actividad moral, orientada al bien común y ejercida por los mejores) -propios de una visión clásica de la política- se han perdido paulatinamente”.

Posteriormente, Yáñez analizó cómo esta visión moderna de la política influye en la democracia, a partir de la valoración de tres elementos: la moral, la libertad y la verdad.

A juicio del experto, “decir que vivimos en una sociedad democrática no soluciona el problema, porque hay una democracia liberal que está en la mayoría de los países la cual no cree en la verdad, no le pone límites a la libertad y ve que la moral es subjetiva”.

Para el caso nuestro, el director del Instituto de Filosofía USS indicó que “observo que Chile no es un fenómeno aislado, sino que es un fenómeno global. Y efectivamente se han desdibujado los límites de la libertad. Cada vez más la libertad pasa a ser esta ausencia de coacción, es decir, entre más espacio tengo para hacer lo que quiera, mucho mejor, o mientras más me permita la ley, mucho mejor. Esto se ve en diversos tipos de discusiones como el aborto”.

En cuanto a la moral afirmó que “es cada vez más relativa; la moral depende lo que cada uno entienda como bueno o malo y la verdad vendría a ser un obstáculo. La verdad ya no es condición del funcionamiento normal de una sociedad como lo pudo haber sido en una versión más clásica, donde había ciertos pilares que no eran discutibles. Hoy todo es discutible, precisamente porque no existe un concepto de verdad”.

Llamó, por último, a valorar la actividad política, porque “ella es la más noble actividad humana en la procura del bien común, como también a abandonar la actitud farisaica, de pensar que “allá (los políticos) están los malos, y aquí los buenos”. Apeló a “la responsabilidad de cada uno de nosotros en la recuperación de este paciente en estado crítico”.

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