SIMCE 2015 de Educación Física: y después de la evaluación ¿qué?

Desde 2010 las pruebas muestran que más del 40% de los escolares llega con sobrepeso u obesidad a 8°Básico. Expertos reclaman que es hora de dar el paso siguiente: acciones que tengan impacto en frenar la catástrofe de salud que está gestándose.

Martes 20 de octubre de 2015

SIMCE 2015 de Educación Física: y después de la evaluación ¿qué?
escrito por Julio Enrique De Villegas

21 octubre 2015

"Las cifras son alarmantes"... "resultados similares a los de años anteriores"... "no sorprende, pero preocupa"... Todos coinciden en el diagnóstico pero también en la urgencia de hacer algo concreto y pronto. Tres expertos, de las áreas de Salud Pública, Actividad Física y Nutrición, comentaron los resultados de la última prueba SIMCE de Educación Física que se aplicó a más de 9 mil 900 escolares de 8° Básico del país.
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Lo más llamativo es que en el grupo socioeconómico alto hay casi la mitad de niños obesos y con sobrepeso que en sectores medios y bajos. Es decir, este problema de salud está asociado claramente al entorno y las posibilidades de realizar actividad física de manera regular. 

"Nosotros todavía nos encontramos con que la mayoría de los colegios tienen entre 2 y 4 horas de Educación Física a la semana, y eso significa que de esas 3 horas en promedio, gran parte de ese tiempo se pierde en cambiarse de ropa", señala Patricia Acuña, decana de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física de la U. San Sebastián. "Tú dices '¿Realmente las autoridades están tan comprometidas con este tema?'...Efectivamente se han dado pasos, pero es tanto lo que falta por hacer que de verdad requiere de mucha más atención y de medidas que de verdad impacten, porque aumentar 1 hora no es gran impacto". Imagen foto_00000002

La urgencia por aplicar cambios -no sólo en el currículum escolar sino en la concepción global de la actividad física- está en lo que subyace en esos índices de sobrepeso y obesidad a los 10, 12 o 14 años de edad.

"El SIMCE lo que indica es que corporalmente esos niños no tienen masa muscular. Y esto afecta el sistema óseo y repercute en que van a ser personas con osteoporosis a temprana edad", advierte Patricio Arroyo, director de la carrera de Educación Física de la USS en Santiago. "Antes era común encontrar pacientes con osteoporosis a edades más avanzadas y ahora llama la atención que cada vez la edad baja más y es preocupante". Imagen foto_00000001

Además, la obesidad y el sobrepeso están acompañados de colesterol alto, resistencia a la insulina e hipertensión arterial en la mayoría de esos niños, además de otros riesgos en su desarrollo físico y mental.

Imagen foto_00000004 "Tengamos claro que la obesidad es una enfermedad, no es un problema estético solamente", explica la dra. María Inés Romero, pediatra, salubrista y subdirectora de IPSUSS. "Es una enfermedad muy grave que tiene consecuencias médicas y consecuencias psicosociales que una, como pediatra, lo ve todos los días: los niños obesos lo pasan muy mal, los niños obesos tienen baja autoestima, empiezan a aislarse -o sea tienen problemas de sociabilidad-, suelen tener problemas de rendimiento académico".

Peor aún. La obesidad es una condición muy difícil de revertir. Entre 40 y 60% de los niños en tratamiento abandonan los esfuerzos antes de seis meses. Y entre quienes se mantienen bajo control, sólo 1/3 consigue mejorar su condición física y reducir en más de 5% su índice de masa corporal.

"De modo que el trabajo para manejar un niño con obesidad es muy complejo. Tiene que tener todas las dimensiones, sin duda: la de la actividad física, la de la conducta alimentaria, de los hábitos de la familia en general. Como sabemos que los resultados son tan malos, tenemos que actuar en la prevención. Y ésa es una prevención muy precoz, antes de los 5 años", enfatiza la dra. Romero.

¿Prevenir cómo, entonces?

Nutrición apropiada y actividad física. Pero una actividad física con objetivos de salud y no solamente estéticos. O sea, de verdad.

"Pueden existir proyectos comunales, actividades de fin de semana, cerrar una calle para que los niños vayan... pero una vez a la semana no creo que pueda ayudar, no tiene impacto. Y eso es importante: generar un impacto. Generar políticas públicas que tengan que ver con el ministerio de Salud, el ministerio de Educación, de Vivienda, de Desarrollo Social, etc.", aclara el profesor Patricio Arroyo.

Lo mismo en el tema de la alimentación, que en el caso de los estudiantes de más bajos ingresos, está a cargo de la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, JUNAEB.

Imagen foto_00000003 "Pese a que ha hecho cambios en su minuta y ha incorporado más frutas y verduras, esos cambios han sido muy lentos para la velocidad del crecimiento del sobrepeso y la obesidad en nuestro país", explica el profesor de Nutrición de la USS, Samuel Durán. "Ellos trataron de hacer un cambio más fuerte, de incrementar más verduras y más frutas pero no tienen capacidad de bodega. Entonces ahí el Estado o el municipio tienen que hacer una inversión para mejorar las bodegas de las escuelas".

Eso y vigilar de cerca la calidad de lo que se está entregando en las escuelas, advierte el docente, quien además preside el Colegio de Nutricionistas de Chile

"JUNAEB gasta muchísimo dinero pero no hay una real fiscalización. Hay unos pocos nutricionistas que están planificando, pero no hay nutricionistas en las escuelas verificando que sea la gente adecuada, que las porciones sean adecuadas, que visualmente el alimento sea adecuado y que el sabor sea adecuado. Hay muy pocos estudios que evalúen la aceptabilidad de ciertas comidas. Yo creo que se está botando la plata. Es lo mismo que está pasando en las universidades, donde los alumnos pueden comprar cualquier chatarra con la tarjeta JUNAEB. El Estado está subvencionando el sobrepeso y la obesidad de los futuros profesionales".

Diagnóstico hecho, pero ¿y las medidas?

Imagen foto_00000016 Si bien la reciente medición mostró una leve baja en el porcentaje de niños obesos y con sobrepeso respecto de la prueba anterior, el panorama sigue siendo devastador. Por eso, coinciden los especialistas, es urgente pasar del diagnóstico del problema a los cambios estructurales que el fenómeno exige.

"Estuvo estupendo que se hiciera esto (crear SIMCE de Educación Física en 2010). ¡Estupendo!, pero ahora tenemos que dar un salto sin temor a lo que significa, porque esto requiere probablemente muchísimos recursos. Tener más horas de actividad física en los colegios requiere más recursos, contratar más profesores, más implementos, infraestructura. Y si eso se contrasta con los índices que hay en los sectores más acomodados, volvemos a ver la misma brecha: en los colegios donde los estudiantes tienen los recursos, los índices son mucho menores, porque tienen más horas de actividad física, tienen más acceso al deporte", dice la decana de Ciencia de la Actividad Física de la USS, Patricia Acuña.

"Las personas mueren de enfermedades crónicas que tienen que ver con estilos de vida no saludable que se iniciaron en la niñez. Y la única forma de disminuir estos efectos en el adulto es actuar en la infancia", insiste la subdirectora de IPSUSS, María Inés Romero. "Mientras no tomemos decisiones en ese grupo de edad vamos a seguir con el problema que tenemos".

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