Confianza y colaboración son clave para lograr un desarrollo inclusivo

El efecto de la construcción de certezas en un país es un incentivo para inversionistas y consumidores que estarán más dispuestos a depositar capitales y desarrollar nuevas ideas de proyectos en aquellos países donde exista confianza tanto en las instituciones del gobierno como en el funcionamiento del mercado.

Lunes 12 de junio de 2017

Confianza y colaboración son clave para lograr un desarrollo inclusivo
escrito por

Daniela Catalán, académica de Ingeniería Comercial, U. San Sebastián

Es posible considerar la confianza como eje central para el crecimiento y desarrollo futuro de nuestro país. El sentimiento de confianza, es decir, tener certeza de que podremos conseguir nuestros objetivos o bien estar en un estado de seguridad plena, se presenta no tan solo respecto de nosotros mismos, sino también respecto de otros individuos, autoridades y proyectos en general.

Este sentimiento, que nos permitirá  conseguir nuestras metas con una actitud positiva, sin miedos, conlleva tiempo desarrollarlo, al igual que la confianza en otras personas o instituciones. Sin embargo, a pesar de lo costoso que es construirla, se puede quebrantar muy fácilmente con tan solo malas decisiones o bien alguna acción que, según nuestro criterio, no sea apropiada.

El efecto de la construcción de confianzas en los distintos países será un sello distintivo de cada uno de ellos, principalmente dado por el mayor incentivo que este estado generará en los inversionistas y consumidores. Estos estarán más dispuestos a depositar los capitales y desarrollar nuevas ideas de proyectos en aquellos países donde exista confianza tanto en las instituciones del gobierno como en el funcionamiento del mismo mercado.

En el caso de los consumidores también será posible observar un mayor nivel de gasto en ambientes donde exista menos incertidumbre y más confianza. Para ejemplificar esto, pensemos que nos ganáramos un premio muy valioso y tuviésemos que elegir donde guardarlo. ¿Pensaríamos en lugares que nos causen algún tipo de duda? No, pues quisiéramos depositarlo donde tengamos plena confianza que no lo perderemos. Lo mismo sucede en términos de dinero, si pudiésemos elegir en qué país invertir ¿lo haríamos en aquellos países donde no confiemos en sus gobernantes? Claramente la respuesta es no, por lo tanto, es posible asegurar  que la confianza es el artífice de los éxitos y fracasos económicos de un país, pues a mayor inversión y gasto agregado de la economía mayor crecimiento y empleo.

Es por ello que la confianza del inversionista y de la sociedad completa constituye un pilar fundamental para nuestra economía y la efectividad de las políticas de gobierno. Por ende, un factor clave que hay que tener en cuenta, por parte de los hacedores de política, es potenciar y mantener la confianza  de la sociedad en los organismos públicos, para así evitar una crisis que puede naturalmente desencadenar malos indicadores económicos y sociales.

Decepciones y corrupción

En este contexto es necesario hacernos una análisis como sociedad, ¿existe confianza en nuestras autoridades? y por lo tanto, ¿en nuestras políticas de gobierno?

Si observamos el comportamiento de los agentes económicos en nuestro país, podemos ver que en las distintas generaciones no existe confianza, lo que se manifiesta, por ejemplo, en medios de comunicación masivos, como son las redes sociales, donde podemos ver plasmado el descontento y desconfianza existentes, que se han visto acentuados por casos de corrupción, aumento de la delincuencia y decepciones de figuras públicas, entre otros aspectos.

Por otro lado, los resultados de nuestra economía, que no han sido positivos, en términos de crecimiento, inversión y gastos, han generado que muchos proyectos se hayan dejado de lado, que las decisiones de consumo se tomen en un ambiente de incertidumbre  y temor a lo que sucederá en el futuro, es decir, además de los efectos que han tenido los escenarios desfavorables de economía internacional en nuestro país, un factor que está presente en la economía de  nuestros tiempos es la desconfianza. No existe confianza en los organismos gubernamentales, en los mercados ni en las autoridades.

Inversión en capital social

Según las estadísticas de OCDE, Chile es uno de los países donde los indicadores de confianza son de los más bajos en el mundo: 87% de la gente desconfía de sus pares y solo 13% de los chilenos expresa alta confianza en sus conciudadanos, sin embargo, esta posición de desconfianza no es absoluta y se manifiesta principalmente en instancias  políticas y judiciales, por tanto, es ahí donde está la oportunidad de poder torcer la mano al destino, de poder generar instancias que puedan devolver o bien crear confianza, con la finalidad de potenciar nuestro desarrollo como país, integrando la academia, sector público y privado. De esta manera podremos crecer de manera inteligente, a partir de redes que permitan la generación de empleo, potenciar nuevas ideas de negocio colaborativo entre sectores, que tengan como resultado un crecimiento sustentable.

Es tarea de todos lograr fortalecer la capacidad de articulación entre actores de manera horizontal y vertical, generar igualdad de oportunidades y movilidad social, hacernos cargo entonces de generar crecimiento inclusivo, garantizando las mismas oportunidades a  pobres y ricos.

Podemos decir con firmeza que la concentración del esfuerzo debe estar en la inversión, no solo la inversión en activos, sino la inversión en capital social, clave del desarrollo justo, que permitirá generar instancias de diálogo de las cuales se pueda obtener oportunidades, sinergias que beneficien a todos los sectores de nuestro país.

Asimismo, es fundamental poner el esfuerzo en los más jóvenes, potenciando la colaboración entre ellos, generando redes de confianza desde pequeños, que les permitan crecer con miras a un desarrollo justo a partir de la colaboración.

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