La importancia de conciliar el sueño en la tercera edad

Un factor clave para tener un descanso nocturno reponedor es la higiene del sueño.

Jueves 4 de enero de 2018

La importancia de conciliar el sueño en la tercera edad
escrito por Eduardo Sandoval, Facultad de Psicología U. San Sebastián, sede Valdivia.

Uno de los cambios que se producen al llegar la tercera edad es la dificultad que presentan las personas para mantener la continuidad del sueño de noche. Al respecto, el académico de la Facultad de Psicologíade la Universidad San Sebastián, sede Valdivia, Eduardo Sandoval, señala que la eficiencia del sueño disminuye y que afecta el descanso cuando se es adulto mayor. “Un sueño reparador permite cumplir exitosamente con las exigencias diarias, posibilitando un mayor control sobre el estrés y la estabilidad anímica”, dice.

Asimismo, sostiene que la existencia de fragmentación hace que períodos de vigilia nocturnos aumenten, hasta ocupar entre el 12% y el 25% del tiempo dedicado al sueño; lo que conlleva una baja de su capacidad para dormir en proporción de su necesidad de sueño, que es mayor, debiendo incrementar el número de horas dedicadas a esta función.

Por ello, entrega algunos elementos importantes para lograr un buen descanso.

Ambientes activos y desafiantes

La desestructuración del sueño nocturno se acompaña de una dificultad para mantener la vigilia, viéndose interrumpida por siestas cada vez más frecuentes, que repercuten en la fragmentación del sueño. Es necesario tener organización estricta del sueño y de la vigilia, intentando construir una rutina estimulante en un ambiente iluminado y activo, que evite la presentación de sucesivas siestas, disminuyendo la fragmentación de la vigilia y el insomnio.

Armonía en la rutina

Es muy importante mantener horarios de sueño fijos, manteniendo en la medida de lo posible, una regularidad en las horas de acostarse por la noche y levantarse por la mañana. En complemento, y siempre que las condiciones físicas del adulto mayor lo permitan, desarrollar sistemáticamente ejercicio moderado durante el día y evitar la ingesta vespertina de alcohol. Ello potencia una mejora en el estilo de vida y en el buen dormir.

El buen dormir

Según estudios longitudinales internacionales, las tasas más bajas de muerte corresponden a las personas de la tercera edad que duermen entre 7 a 8 horas diarias, incrementándose el riesgo en los sujetos que sobrepasan o están por debajo de este nivel. Así, cuando no descansamos lo suficiente corremos el riesgo de aumentar la probabilidad de contraer hipertensión y/o diabetes, por el incremento de producción de cortisol.

Función restauradora 

El descanso es fundamental para mejorar nuestra actividad física e intelectual. El cerebro necesita varias horas de desconexión para procesar toda la información acumulada durante el día. De igual forma, mientras dormimos nuestra piel descansa y las células se regeneran y oxigenan con mayor facilidad. Específicamente en los ojos, la Rodopsina (pigmento sensible a la luz) logra renovarse recuperando el esfuerzo realizado durante la jornada diaria.

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