La hora terminal de Maduro

¿Podemos decir que estamos en la hora final de la dictadura? ¿Qué falta para regresar a la democracia y terminar con la crisis social y humanitaria que azota a Venezuela?

Miércoles 13 de febrero de 2019

La hora terminal de Maduro
escrito por

Alejandro San Francisco, director Instituto de Historia, U. San Sebastián

Venezuela está viviendo una hora sicológica dentro de su proceso de reivindicación de la democracia, tan afectada como añorada después de dos décadas de revolución bolivariana y de socialismo del siglo XXI.

Al comenzar febrero del 2019, el Grupo de Lima ha intensificado la presión sobre la dictadura de Nicolás Maduro, continuando con su aislamiento y procurando evitar que pueda hacer negocios petroleros y de otro tipo. Por otra parte, los países europeos también han expresado su posición con claridad, dando un progresivo reconocimiento al gobierno de Juan Guaidó, esperando el pronto inicio de una transición a la democracia.

El tema de fondo, sin embargo, no está en el soporte internacional a las libertades públicas en Venezuela, sino en la convicción, el valor y la fortaleza mostrada por el pueblo venezolano para luchar por la restauración de la democracia y la futura recuperación económica, que será de gran urgencia, considerando la postración en que se encuentra el país.

¿Podemos decir que estamos en la hora final de la dictadura? ¿Qué falta para regresar a la democracia y terminar con la crisis social y humanitaria que azota a Venezuela? Considerando el amplio consenso existente sobre la necesidad de lograr el cambio político, pareciera existir un escenario propicio para el fin del régimen y el inicio de la transición. Sin embargo, todavía existen dos problemas no resueltos y que son los obstáculos principales para la democratización de Venezuela.

El primero es la voluntad resuelta de la dictadura de Maduro de perpetuarse en el poder, a pesar de la ilegitimidad de su gobierno y de todas las protestas nacionales e internacionales. Para ello el régimen bolivariano ha respondido en el pasado con la clausura de la Asamblea Nacional y el control de las más diversas actividades del país, así como contesta en el presente con una severa represión, que ha costado una vez más la vida de numerosos compatriotas.

El segundo problema es la subordinación pasiva -incluso servil e ideológicamente comprometida- de las Fuerzas Armadas, lo que permite mantener una de las escasas fortalezas que aún conserva el régimen. Las protestas aisladas de algunos uniformados no logran alterar la actual distribución del poder militar en Venezuela, y el régimen confiado en este respaldo.

¿Cómo se resolverá la crisis? Existe un consenso en dos sentidos: la necesidad del regreso a la democracia y que se requiere una solución pacífica. Para esto será necesario mantener la movilización ciudadana, que probablemente provocará un proceso similar a los experimentados en Alemania Oriental, Checoslovaquia o Polonia en 1989, que permitieron finalmente el fin de las dictaduras comunistas e incluso la simbólica caída del Muro de Berlín. Sin golpes, sin guerras civiles, hace 30 años fijó un camino que probablemente anticipó el que debe recorrer hoy la sufrida Venezuela.

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