La industria farmacéutica comenzó tímidamente a fines del siglo XIX, pero hoy, en los albores del siglo XXI es uno de los negocios más florecientes...y criticados. Se le acusa de sobornar al mundo médico, a autoridades, a gobiernos, a parlamentarios; de manipular información científica para favorecer resultados; de presionar decisiones de salud pública para aumentar sus ventas; e incluso de influir en la opinión pública para crear la necesidad de consumo, como si se tratara de un producto cualquiera. Un sondeo de IPSUSS mostró que sólo el 9% de los encuestados cree que la industria farmacéutica es un colaborador de la medicina. Para el 91%, es un rubro que usa la salud para un fin comercial. Y nadie apoyó la idea de que es una actividad que merece lo que gana.