Empatía, consistencia y cariño para iniciar un buen año escolar

Marzo es sinónimo de fin de vacaciones y vuelta a la rutina, los adultos regresan al trabajo y para los niños, adolescentes y jóvenes es época de retomar las clases.

Viernes 26 de febrero de 2016

Empatía, consistencia y cariño para iniciar un buen año escolar
escrito por

Paula Medina, Psicóloga y coordinadora clínica de Psicología, Universidad San Sebastián

Marzo es sinónimo de fin de vacaciones y vuelta a la rutina, los adultos regresan al trabajo y para los niños, adolescentes y jóvenes es época de retomar las clases. En los niños se pueden dar dos fenómenos, algunos volverán sin ansiedad y felices por el reencuentro con los amigos y profesores mientras que para otros será una época vivida con estrés y ansiedad, especialmente por el alejamiento de las figuras de apego.

También se podría observar, aunque en un grupo menor, ansiedad de separación que se manifestará en quejas somáticas (dolor de cabeza o de guatita), llanto previo al ingreso al colegio, actitud de desconfianza, temor cuando se da la separación o cuando la anticipan, y rechazo a asistir a clases.

Que esta época sea vivida con mayor o menor ansiedad depende de ciertos factores. A mayor autonomía, autoestima, seguridad en sus habilidades, capacidad de adaptación, capacidad de enfrentar los problemas y de resolverlos, actitud positiva, sociabilidad y capacidad de dirigir la propia conducta, menores deberían ser los niveles de ansiedad con que el niño enfrente el desafío del nuevo año escolar. Todos estos factores actúan cada uno y en su conjunto como factores protectores.

Tener estilos de crianza consistentes y predecibles, en que se dé una crianza respetuosa, basada en el respeto por el otro, en la empatía y el amor, favorecerá el desarrollo de estas características y una base segura en nuestros niños desde pequeños. Eso los protegerá de la ansiedad a enfrentar situaciones nuevas en el curso de su desarrollo y de otros problemas de salud mental.

Por el contrario, estilos sobreprotectores, negligentes o autoritarios, poco consistentes y poco predecibles, facilitarán el desarrollo de niños temerosos, desconfiados y poco empáticos, que tendrán relaciones sociales poco sanas, serán inhábiles socialmente, dependientes, con escasos recursos para autorregularse, con baja autoestima y autoconfianza y que estarán en mayor riesgo de presentar ansiedad u otros problemas de salud mental en el curso de su desarrollo.

Algunas sugerencias previas al regreso a clases son: retomar hábitos y rutinas, invitar a compañeros días antes del regreso a clases, implicarlos en las compras de uniformes y útiles, conversar acerca del colegio, sus metas y desafíos para el año, y hablar sobre sus profesores para facilitar que los vean como figuras de confianza y sustitutivas de apego.

Especialmente con niños ansiosos se podría sugerir: mantener una actitud comprensiva y empática frente a lo que les pasa (hablarles de lo que les preocupa y de lo que sienten), disminuirles la ansiedad transmitiéndoles tranquilidad y siendo un ejemplo: por un lado actuar como modelo de afrontamiento y, por otro lado, cumplir promesas que se les hagan, por ejemplo, regrese a la hora que le ha prometido así desarrollará la confianza de que puede afrontar ese tiempo de separación. También es positivo dejarlos por momentos al cuidado de otros para que vayan conociendo progresivamente a personas y los lugares nuevos o, si va a ir a un jardín o colegio nuevo, visítenlo juntos antes de ingresar. Además, y no menos importante, se sugiere que haya una actitud colaborativa entre los padres, evitar las desautorizaciones entre ellos y evitar que falte a clases ya que con ello sólo se mantiene el problema sin resolverlo.

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