De acuerdo a la información disponible, el brote comenzó con un visitante enfermo en Disneylandia entre el 17 y el 20 de diciembre y el estudio de los antecedentes de vacunación ha podido establecer, hasta la fecha, que un número importante de los afectados no estaba vacunado.

 El sarampión es una enfermedad viral, inmuno prevenible, con una alta capacidad de transmisión, lo que unido la frecuencia de visitantes de nuestro país a la zona afectada y en especial a las instalaciones del parque de atracciones donde se produjo, generan evidente riesgo de importación de la enfermedad a territorio nacional, donde podríamos tener en los próximos meses una situación similar a la observada el año 2011, cuando se diagnosticaron 6 casos entre los meses de marzo y junio, todos importados.

 Las razones por las cuales mantenemos la condición de riesgo, aun cuando hemos sido declarados como país libre de la enfermedad, dicen relación con el nivel de inmunidad de nuestra población, donde las cohortes de nacidos entre los años 1971 y 1981 son más vulnerables, a lo que se agrega el creciente número de familias que se niegan por diversas razones a vacunar a sus hijos, elemento que en el análisis del brote que realiza la autoridad sanitaria de California  es el fundamental en su génesis.

 La situación descrita pone en evidencia el avance que ha tenido en la sociedad ideas propagadas por grupos antivacunas, que tanto daño han generado a uno de los programas más exitosos y eficientes en nuestro país. Las vacunas usadas en Chile son seguras y gratuitas, por lo que su administración oportuna con coberturas adecuadas es imprescindible para la mantención del estado de salud de nuestra población.