El uso del preservativo y su incidencia en la reducción de la transmisión por VIH

Nuestra sociedad ha ido superando brechas culturales respecto al empleo del preservativo. Sin embargo, la eficacia de este método en la prevención del VIH/SIDA y de otras infecciones transmitidas sexualmente requiere de la educación y entrenamiento en su uso.

Martes 17 de noviembre de 2015

El uso del preservativo y su incidencia en la reducción de la transmisión por VIH
escrito por

Erica Castro, matrona y académica IPSUSS

El Ministerio de Salud de Chile ha centrado la campaña de prevención de VIH/SIDA 2015 en el uso del condón. La evidencia clínica muestra que la efectividad del preservativo masculino en la reducción de la transmisión del VIH en personas heterosexuales es de 80% cuando éste se emplea en todas las relaciones sexuales.

Sin embargo, mejorando la técnica de uso del condón, se puede optimizar este nivel de protección frente al potencial contagio de una infección de transmisión sexual o de la prevención de un embarazo.

Si un condón se emplea en forma consistente y sistemática de manera correcta en todas las relaciones sexuales, su eficacia como método anticonceptivo es de 0.4 a 1.4 embarazos por cada 100 parejas/año. No obstante, su uso incorrecto puede originar 10 a 15 embarazos por cada 100 parejas/año. En doce estudios analizados, la incidencia estimada de adquisición de VIH en personas que utilizaron siempre el condón fue de 0.9 seroconvertidos por 100 años/personas.

Dentro de los errores o fallas que cometen los usuarios/as que disminuyen el efecto barrera o de protección de este método se encuentran: empleo de lubricantes oleosos, exposición a temperaturas elevadas o exceso de humedad, permanencia de aire dentro del condón lo que aumenta el riesgo de ruptura con la fricción, mala retirada del condón lo que provoca su deslizamiento y salida de semen, también el envase roto o rasgado que favorece escurrimiento de látex, fecha de fabricación mayor a tres años.

Pero, la calidad de un preservativo es también importante al momento de emplear este método. En Chile, existe la Ley Nº 19.497 de 1997 que asegura el control de calidad de los condones que ingresan al país y, desde 2005 es obligatoria su certificación previa a su fabricación, importación, comercialización o distribución.

Los preservativos de látex no presentan poros en forma natural, pero por defectos en la manufactura se pueden producir pequeños orificios microscópicos con un tamaño máximo de 30 nanómetros y, que a través de este control de seguridad se puede evitar su distribución.

Hace unas semanas, la Organización de Consumidores y Usuarios de Chile, entregó los resultados de un estudio que comparó las doce marcas de condones más vendidas de acuerdo al cumplimiento de la normativa versus precio. En ese contexto, se evaluaron las dimensiones del producto, la ausencia de orificios, envase y rotulado, comportamiento del preservativo respecto a su volumen y presión de ruptura, resistencia a la tracción. Los resultados no fueron alentadores, pues los condones más publicitados fueron los que presentaron menor calidad. Se encontraron además, deficiencias desde la calidad del envase hasta problemas de rotulación en éste. Pero, lo más preocupante fue el índice de resistencia a la tracción por parte de muestras envejecidas, donde todas las marcas, a excepción de una, presentaron resultados bajo el nivel exigido por la normativa.

Nuestra sociedad ha ido superando brechas culturales respecto al empleo del preservativo. Sin embargo, la eficacia de este método en la prevención del VIH/SIDA y de otras infecciones transmitidas sexualmente requiere de la educación y entrenamiento en su uso, donde además debe hacerse énfasis en una elección responsable a la hora de adquirirlos en el mercado, más allá de sus envases atractivos o campañas publicitarias potentes.

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