El ejercicio y salud sexual y reproductiva

Una hidratación y ventilación adecuadas son importantes para prevenir los efectos teratogénicos del sobrecalentamiento, así como evitar el ejercicio que implica el riesgo de traumatismos, caídas o estrés articular excesivo, como lo que ocurre en los deportes de contacto y de raqueta.

Jueves 16 de marzo de 2017

El ejercicio y salud sexual y reproductiva
escrito por

Erica Castro, académica U. San Sebastián

Después de Estados Unidos y México, Chile es el tercer país con estilos de vida menos saludables en América, destacando índices de más de 80% de sedentarismo y 50% de sobrepeso de la población mayor de 15 años. De ahí que, durante los últimos años se ha dado énfasis a la actividad física, para reducir el incremento de los índices de obesidad y de enfermedades propias de la evolución de una sociedad sedentaria y en vías de envejecimiento, tales como la diabetes y patología cardiovascular.

En los últimos años, se han mostrado evidencias científicas de los beneficios de la actividad física asociados a reducir el riesgo de muerte hasta en 40% o aumentar la esperanza de vida en cinco años, todo dependiendo del tipo de ejercicio que se haga y por cuánto tiempo. Y en aspectos de salud sexual y reproductiva (SSR), ¿de qué manera influye el desarrollo de actividad física?

El ejercicio se ha convertido en una parte vital de la vida de muchas mujeres, sin embargo, se han planteado preocupaciones teóricas sobre la seguridad de algunas formas de ejercicio durante el embarazo. Debido a los cambios fisiológicos asociados con la gestación, así como la respuesta hemodinámica al ejercicio, se deben observar algunas precauciones. Una hidratación y ventilación adecuadas son importantes para prevenir los efectos teratogénicos del sobrecalentamiento, así como evitar el ejercicio que implica el riesgo de traumatismos, caídas o estrés articular excesivo, como lo que ocurre en los deportes de contacto y de raqueta.

En ausencia de cualquier complicación obstétrica o médica, la mayoría de las mujeres pueden mantener un régimen de ejercicio regular durante la gestación. Se ha demostrado que el ejercicio aeróbico durante 35 a 90 minutos tres a cuatro veces por semana, se asocia a una incidencia significativamente menor de diabetes gestacional y trastornos hipertensivos, así como a índices significativamente mayores de partos vaginales. Es más, el ejercicio no sólo es beneficioso para la madre, sino que para el feto, con beneficios que persisten para el niño o niña en la edad adulta.

Pero, además, los efectos positivos del deporte y la actividad física pueden ayudar a promover la SSR de los/las adolescentes, ya que contribuye al establecimiento de una relación positiva y respetuosa con el propio cuerpo y promueve la formación de una identidad de género, principalmente en culturas donde el cuerpo es aún tabú, o los ideales de belleza son excesivos, o el cuerpo femenino se ha reducido sólo a la función de procrear. Se ha demostrado que la diversión y la competición asociadas al deporte, promueven  una actitud responsable hacia la sexualidad y la SSR de los/las jóvenes.

En el varón, los considerables efectos adversos fisiológicos y psicológicos de los tratamientos del cáncer de próstata, no pueden abordarse mediante la intervención farmacológica e incrementan la disfunción sexual pos cirugía. Se ha demostrado que el ejercicio puede mejorar muchos de estos factores, incluyendo cambios en la composición corporal para contrarrestar la feminización corporal, así como un efecto positivo en el deseo y actividad sexual.

La práctica de la actividad física, se presenta como un bien cultural que las personas demandan, así es que las instituciones públicas no deben mantenerse al margen de esta necesidad social buscando la promoción de la salud.

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