La llegada del verano no sólo es sinónimo de vacaciones, carrete o descanso, sino también y para un número no menor de jóvenes, la oportunidad para ganar dinero y también experiencia laboral. Es así como muchos optan por compatibilizar el verano y las vacaciones como un espacio de crecimiento, aprovechando el aumento de empleos estacionales durante el período estival, desarrollando competencias blandas que son altamente requeridas, y consideradas, en el ámbito profesional por parte de los empleadores.

¿Cuál es el mejor trabajo para mí?

El director del Magíster en Gestión de Recursos Humanos y académico de Ingeniería Comercial de la Universidad San Sebastián, Héctor Pérez, explica que “siempre debemos fijarnos en que esta oportunidad nos va a generar experiencia laboral que sin duda nos ayudará en el futuro en nuestro desempeño profesional. Debemos tener siempre presente que cada trabajo que realicemos tiene que estar alineado con la productividad del negocio o rubro en el cual estamos insertos. Otro aspecto relevante es involucrarnos con el equipo de trabajo, pensando en favorecer un ambiente laboral adecuado para el óptimo desempeño de nuestras funciones. Hoy, en pleno siglo XXI, uno de los componentes más importantes en las organizaciones, y que es altamente valorada por los colaboradores, es el reconocimiento”.

¿Cómo se benefician?

En cuanto a la remuneración o sueldos que puedes llegar a percibir puede variar de acuerdo al tipo de actividad y horas de trabajo. Al respecto el economista y académico de la Facultad de Economía y Negocios de la USS, Francisco Aravena, explica que “en general los trabajos de verano son una buena oportunidad, primero porque permite a los jóvenes ganar su dinero y, en segundo lugar, porque empiezan a generar sus primeras redes que podrían ayudarles, ya sea como recomendación o también para obtener empleos tanto durante sus estudios universitarios como una vez egresados o titulados.Además, la posibilidad de acceder a estos trabajos constituye una herramienta educativa fundamental en el contexto de la administración de recursos, ya que son ellos quienes administraran estos ingresos para ahorro o consumo durante las vacaciones. No debemos olvidar que en esta época es más simple conseguir trabajo considerando que aumenta la demanda laboral, debido a las personas que salen de vacaciones (reemplazos) o bien por trabajos propios de esta temporada como teams, restaurantes y turismo, entre otros”.

La importancia del contrato: ¿En qué fijarse?

Sobre este tema el coordinador del Centro de Educación Ciudadana de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U. San Sebastián, Alejandro Gómez, afirma que “en este tipo de trabajos el contrato es de plazo fijo, es decir tiene una duración definida, y una vez que llega ese plazo el contrato termina. Este plazo puede ser de días, semanas o meses. En todo caso, este tipo de contrato, no puede exceder de un año o dos tratándose de profesionales o técnicos”.

El académico agrega además que, en el caso de aquellos menores de edad que quieran trabajar, la ley establece que “los jóvenes, entre 15 y 17 años, pueden trabajar únicamente con autorización de sus padres o tutor legal, y siempre que se trate de trabajos ligeros que no perjudiquen su salud o desarrollo. Una de las condiciones básicas del contrato es que la jornada diaria no puede exceder las 8 horas y 30 semanales durante el periodo escolar. Además, previamente, deberán acreditar haber culminado su Educación Media o encontrarse actualmente cursando ésta o la Educación Básica”.