- ¿Cómo ven el último resultado de la Encuesta Nacional de Salud, la cual determinó que el 25,5% de la población chilena tiene riesgo cardiovascular alto?

- Nosotros hacemos un chequeo normalmente en el mes del corazón y las cifras que arrojan son muy parecidas. En Chile se ha ido produciendo un aumento sobre todo del sobrepeso que es lo que determina el síndrome metabólico y aumento de la hipertensión y aumento de la diabetes, y todo esto es porque estamos comiendo mal y estamos haciendo poco ejercicio, por tanto, no nos llama la atención.

- Pero las cifras están malas

- Estamos mal. Estamos en un mal camino, pero lo podemos mejorar

- ¿Cuán peligro es que esto se mantenga o siga aumentado?

- Es bien peligroso y sobretodo porque han aumentado los índices de sobrepeso y obesidad en los niños, entonces tenemos generaciones con eventuales enfermedades cardiovasculares, con diabetes, con hipertensión y enfermedad cardiovascular. A diferencia de los países desarrollados donde está disminuyendo el riesgo de enfermar porque están controlando los factores de riesgo, nosotros todavía estamos en curva creciente, aumentando el riesgo. Hay que tener en cuenta que todas estas condiciones son corregibles y en ese sentido es muy importante la educación de la población.

- Esto es cultural y por los malos hábitos alimenticios claramente

- Acá hay un componente cultural de los adultos, quienes le enseñamos a los niños estos malos hábitos. Nosotros como Sociedad de Cardiología no creemos que sea posible que se le dé audiencia a cualquier persona que quiera hablar de alimentación en la televisión o la prensa, sin tener ningún conocimiento. Esto ha llevado a que se divulguen dietas milagrosas para bajar de peso que hacen un daño tremendo. Esto es algo que tenemos que tomarlo más en serio: estamos comiendo mal como país y no le hemos dado la importancia que tiene esto en nuestra salud.

- Cuáles son las consecuencias de mantener estos altos indicadores cardiovasculares

- Los eventos cardiovasculares pueden ser fatales, aunque hoy son muchos menos dados el tratamiento al que se puede someter una persona afectada y la red de hospitales que tratan muy bien esto. Pero también hay personas quienes quedan con secuelas y repiten estos eventos, trayendo consigo una disminución en su capacidad para hacer una vida normal y con mucho costo para el sistema de salud.   

- Qué es lo que más afecta este tipo de accidentes cardiovasculares

- Cuando hablamos de accidentes cardiovasculares hablamos del corazón, el territorio vascular periférico y el cerebro, de tal manera que las secuelas dependen mucho del área afectada. Aun así, diría que lo más que afecta en la realidad es la calidad de vida de las personas en el tipo de envejecimiento que vamos a tener y en ese sentido es muy importante la vida sana.

-¿Qué falta a nivel de políticas públicas?

- Creo que el Estado está haciendo esfuerzo como querer cambiar la alimentación de los niños. Las dietas que se preparan a los niños en los colegios han cambiado. Las colaciones que ellos llevan voluntariamente también tienen exigencia distinta. Sumemos también la Ley de Etiquetado de los productos que ha sido muy beneficio. Aun así creo que esto es poco para cambiar la cultura; tenemos que involucrar aquí a los medios de comunicación, a las sociedades científicas, que los expertos participen, pero es un esfuerzo que tenemos que hacer entre todos.

- Mejorar hábitos y vida más saludable parecen ser la clave.

- Esto de la alimentación sana está muy ligado a algún grado de ejercicio. Hay una vinculación y no sólo tiene que ver con una enfermedad cardiovascular, sino también con muchas formas de cáncer, con el desarrollo de Alzheimer; es decir, tiene que ver con nuestra calidad de envejecimiento y nuestra forma de enfermar. De las cosas que nos estamos enfermando hoy en día está muy ligado a cómo comemos.