En 2014, se aprobó la Ley 20.724 la cual en su artículo 129 A establece cómo funcionará el fraccionamiento de medicamentos en farmacias del país. En dicho texto, menciona que los químicos farmacéuticos a cargo de las unidades “(…) deberán, además, efectuar o supervisar el fraccionamiento de envases de medicamentos para la entrega del número de dosis requerido por la persona, según la prescripción del profesional competente”.

A pesar de que la normativa lleva tres años, y que es voluntario este mecanismo de venta, son muy pocos los recintos que han implementado esta normativa, salvo aquellos que ya venían haciéndolo, como las farmacias que funcionan en hospitales públicos, Cesfam, Cosam u otros centros de Atención Primaria de Salud (APS).

Dentro de los que están sumándose a esta modalidad son las llamadas farmacias comunales, donde 9 de las 135 que existen en el país, están en este proceso. 

Según explica Guillermo Olivares, del Departamento de Regulaciones y Políticas Farmacéuticas de la Dipol del Ministerio de Salud, el fraccionamiento "es voluntario y cuando quieres tenerlo debes pedir la autorización. Se está discutiendo si se hace obligatorio, pero por el minuto el reglamento dice que es voluntario para cualquier farmacia”.

Agrega que la ley quedó así, sin obligación de fraccionar y “hay que esperar una nueva ley para ver qué se hace”.

Consultado sobre qué tan extensivo puede ser este mecanismo de venta de medicamentos, Olivares asegura que “hay que evaluarlo, porque bien si el fraccionamiento trae los beneficios económicos que se pueden ver a priori, implementar el proceso puede encarecer más el tema. Esto está en evaluación”. 

Con respecto a las ventajas y desventajas del fraccionamiento, la directora de Escuela de Química y Farmacia de la Universidad San Sebastián, Marcela Pezzani, asegura que "el  proceso de fraccionamiento de medicamentos representa ventajas para la gestión farmacéutica y para el paciente:

1. Menores costos asociados al gasto de medicamentos.
2. Mayor seguridad para el paciente.  Menor número de eventos adversos asociados a errores de dispensación.
3. Facilidad para realizar inventarios
4. Menor tiempo de espera en la dispensación de medicamentos.
5. Disminución de la automedicación.
6. Mejora el cumplimiento de los tratamientos.

Respecto de las desventajas asociadas, la académica señala "los costos asociados a la implementación del fraccionamiento, en especial con la utilización de equipos automatizados y cambios en el proceso de  dispensación de las farmacias".

La mirada comunal

Para la encargada comunal de farmacia de la Municipalidad de Las Condes, Sofía Cid, “el costo y beneficio al final se equilibra porque el costo inicial es la inversión en el equipo, que llega a unos $30 millones en total, pero después lo que se gana en tiempo se compensa. El costo de tener un químico todo el día está asumido, porque la ley establece que para que pueda estar abierta una farmacia debe existir un profesional de este tipo”.  

Respecto a la reticencia que podría existir en hacer extensivo este mecanismo, la profesional asegura que “ha sido difícil a nivel de APS porque hasta hace poco eran todos botiquines, para  evitar la presencia de un químico. Convertiste en farmacia sería contratar un profesional y hay muchas municipalidades que no tiene recursos e implementar un químico sale caro”.

Por su parte, el jefe de Servicios Farmacéuticos de la Municipalidad de Colina, José Francisco Norambuena, señaló que “hay lugares donde el fraccionamiento manual puede funcionar debido a que la demanda asistencial no es tan grande. Ahí quizás no vale la pena invertir tanto en tecnología sino en procesos propiamente tal y en mejora con el recurso humano, pero en centros de grandes volúmenes, donde hay mucho despacho, se necesita que se automaticen los procesos porque si no vamos a caer en una tierra de nadie, donde el error humano va a sobresalir por sobre todo lo que se hace como trabajo. Para evitar eso hay que modernizar el proceso”.

Añade el químico farmacéutico que “en la farmacia comunal se suma un tema de costo. Además se mezcla mucho el tema político con el comercial; si definitivamente logras un ahorro en el usuario fraccionando, él va a elegir esta farmacia”.  

Consultado si las grandes cadenas de farmacias debieran sumarse, Noranbuena cree que “tiene que ver con la utilidad y el margen porque si ellos toman envases clínicos y los venden, tendrían que calcular bien cuál es el margen que le entregaría un envase fraccionado. Creo que es más rentable fraccionar que no hacerlo, incluso para ellos también, y el motivo es que si compras una caja de mil unidades a $1.000, y una caja de 30 unidades a $500, puedes obtener un mejor margen con la primera, aun vendiendo más barato. Lo que creo que es la sociedad se va a dar cuenta que el fraccionamiento es lo que quiere".

Mirada externa

En esta misma línea, la gerente de proyectos Logística Integral SpA, María Soledad Díaz, puntualiza que “soy partidaria de reglamentar esto, porque el fraccionamiento trae una serie de ventajas; mejora la adherencia al tratamiento, disminuye los errores de medicamentos, permite la trazabilidad del medicamento y algo súper importante: protege al planeta, ya que al sobrar algún medicamento lo botamos, y eso se va al ambiente y son sustancias químicas”.

Acota que este proceso “es más barato, porque al comprar en envase clínico ya lo es. Un medicamento puede llegar a costar la mitad o un tercio del que se encuentra en una farmacia de las otras”.

En tanto, el entrenador global de trazabilidad en GS1, José Luis San Juan, apunta a que el fraccionamiento “sirve porque el envase para el paciente está mucho más personalizado, más protegido, evita la automedicación, que se tome más de lo recomendado. Además las farmacias comunales les permiten llevar una trazabilidad completa del producto”.