Educación, autoridad visible y campañas, lo que se pide tras modificación a Ley de donación de órganos

La pasada semana se despachó el proyecto que modifica la Ley N° 19.451, lo que permitirá que unas cuatro millones de personas que se declararon como no donantes entre 2010-2013 vuelvan a serlo, salvo que no lo quieran y lo expliciten en el Servicio de Registro Civil.

Jueves 24 de enero de 2019

Educación, autoridad visible y campañas, lo que se pide tras modificación a Ley de donación de órganos
escrito por Oscar Galaz

La semana pasada el Senado despachó el proyecto que modifica la Ley N° 19.451, con el objeto de incentivar la donación de órganos. El vamos a esta iniciativa era esperada por quienes propician que Chile reviertan las malas cifras que se ostentan. 

Según cifras oficiales, las donaciones en 2018 llegaron a 128, una caída respecto a 2017 cuando se alcanzaron las 175.  A eso se suma el que habrían unas 2.700 personas en lista de espera para un órgano. 

Al respecto, expertos que han sido y son parte de todo el proceso de trasplante llaman a las autoridades a fijar otras metas luego de aprobar la modificación a la Ley, que entre otros puntos da un plazo de un año a cerca de cuatro millones de personas que se declararon como no donantes para que se acerquen a las oficinas del Servicio de Registro Civil a ratificar su condición. Transcurrido ese plazo sin haber manifestado voluntad de cambio, se entenderá que son donantes universales de órganos para todos los efectos legales. 

Según el presidente de la Sociedad Chilena de Trasplantes, José Manuel Palacios, “falta educación, debería crearse conciencia de la importancia de la donación de órganos, en el sentido de que tiene que haber un espíritu de solidaridad, que así como estoy dispuesto a recibir también estoy dispuesto a donar. Ese es el mensaje esencial. Segundo, que el criterio de donación de órganos sea absolutamente transparente, donde la población tenga acceso y nadie de forma individual o institucional tiene la autoridad para pasar por sobre la lista, y la tercero es educar sobre mitos como tráfico de órganos, que se deja morir a la gente y todo ello que mitifica esto. Esta educación hay que hacerla a través de colegios, universidades y con campañas públicas”.

El médico también apunta “a una fiscalización: tiene que haber un organismo -que en este caso existe- que es la Coordinadora Nacional, pero que no tiene la autoridad suficiente administrativa ni legal para ir a las unidades de cuidados intensivos, los hospitales públicos y privados y averiguar por qué no se pesquisa y avisa de los donantes potenciales siendo que existen una obligación legal de hacerlo”.

En tanto, el docente y enfermero de la U. San Sebastián, Cristián Cáceres, asegura que “Chile ha tenido un comportamiento bastante heterogéneo los últimos 10 años en donación de órganos, aunque en 2017 subió bastante, pero en 2018 se fue a la baja. Además, Chile no tiene una política robusta desde el punto de vista de la donación y el sistema todavía está en un proceso de ajuste a todas estas modificaciones legales. Ahora, sí hay un gran trabajo desde el punto de vista de la política pública y de la educación de la comunidad respecto del proceso y beneficio del sistema”. 

Asegura el también procurador de la ex Posta Central que “sin una campaña comunicacional focalizada no va a haber un gran impacto en la tasa de donantes. Mirando otros modelos, como el español, que tiene un sistema que va desde la primera educación, no tendremos buenos resultados. Ellos tienen un sistema altruista y solidario en beneficio de todas las personas. Creo que por ahí pasa el tema más que algo sanitario; debe haber una complementariedad entre el sistema educación con el de salud. Esa es la única manera de impactar”, sentencia. 

Testimonio

Para Bernardita Celis, quien fue trasplantada de riñón y páncreas hace unos años atrás “toda buena noticia u oportunidad que uno tenga de poder trasplantarse es positivo. El hecho de tener una posibilidad de seguir viviendo marca la diferencia en una persona en su estado de ánimo para seguir luchando y también de esperanza de seguir proyectándose en la vida”.

Asegura que cuando se ven cifras de donación bajas, “una persona que espera por un trasplante empieza a tener un poco de desesperanza, pero si uno ve que el gobierno, el Congreso y la sociedad en sí se está haciendo cargo de esta problemática, es algo positivo”.

Celis, quien trabaja como Coordinadora de Formación Integral de la U. San Sebastián, puntualiza que “siendo yo trasplantada y estando al otro lado, me sigo poniendo del lado de las personas que aún siguen esperando un trasplante, porque uno nunca sabe cuándo puedas volver a necesitarlo y obviamente el hecho de que uno haya salido adelante no te vuelve indiferente el tema y te sigue preocupando igual que entes. Cuando se está a la espera de una donación uno sufre, la vida de paraliza, los proyectos se detienen y ve cómo sufren nuestras familias, por eso cada iniciativa que ayude es bienvenida”.

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